Seleccionar por Valores

Seleccionar por ValoresEsta entrada está inspirada en una frase del que, probablemente, sea el seleccionador más conocido y respetado de todos los tiempos en nuestro país: Vicente del Bosque. Hace unos días comentó en una entrevista para televisión: “Los jugadores de la selección pueden fallar en lo futbolístico, pero han de ser impecables como personas”.

Y es que cuando tenemos un/a candidato/a frente a nosotros, invertimos una buena cantidad de minutos comprobando que es un pozo de sabiduría técnica, que podría escribir una enciclopedia con sus experiencias de gestión, que es un seguro de vida en implantaciones de éxito, etc.

Incluso casi se le llegan a presuponer ciertos conocimientos que, por la formación académica o experiencias internacionales previas (el caso de los niveles de idiomas), se convierten en un commodity sin mayor valor y no son parámetros que lleguen a suponer un factor diferenciador.

Pero lo que realmente nos estamos preguntando es: “¿encajará en mi organización?, ¿se adaptará a nuestra cultura?, ¿se integrará bien en el equipo con el que trabajará?,¿compartirá los mismos valores?

Aquí es cuando intentamos extrapolar sus comportamientos y conductas, observables en situaciones específicas de su vida personal y profesional. Esos rasgos singulares o características de cada uno (así lo denominaba el filósofo romano Boecio) que componen de forma inequívoca una personalidad. Nuestra labor pasa entonces por comparar estos factores con la “personalidad” de la organización. Es decir, cotejar la afinidad del candidato con los valores y la cultura coporativa.

Ampliando horizontes, las estrategias de marca empleadora que desplegamos apuntan hacia la difusión de los valores organizacionales, ofrecer una imagen atractiva de quién y cómo somos y, por tanto, cómo son y han de ser nuestras personas. En cierto modo, la frase de Vicente del Bosque que engendró este post viene a ser una frase de branding como seleccionador.

Cuántas veces los seleccionadores nos habremos sentido como Don Vicente pensando “mi candidato seleccionado no puede fallar como persona”…

Emociones que limitan las Razones

Emociones en la Ryder Cup 2012Dentro del perfil de un buen líder se encuentran, entre otras, habilidades para realizar un buen análisis para la toma de decisiones o gestionar adecuadamente las emociones de sus equipos. Pero… ¿conseguiría mejores resultados instando a sus colaboradores a realizar sus funciones desde lo emocional?

Todo estaba en contra. Con unas nefastas primera y segunda jornadas que lo situaron 4 puntos abajo (10 a 6, una diferencia que nunca se había podido remontar en terreno contrario) era el momento de buscar una extra-motivación con la que afrontar el último y definitivo tercer día.

Así fue como el equipo europeo de la Ryder Cup 2012, capitaneado por Txema Olazabal, encontró en el fallecido Seve Ballesteros el factor motivante que les llevó a «dar el 120%» según palabras de Olazabal. Una conjura de todo el equipo europeo para conseguir una remontada milagrosa y que invocó al espíritu ganador de Seve tocando en lo emocional (la razón indicaba que la situación sería irremontable).

La emoción limita a la razón, pero no se pueden separar. Una decisión preparada racionalmente (habiendo hecho un riguroso análisis de alternativas y sus consecuencias) se toma finalmente bajo los efectos de lo emocional. Bien infravalorando unas opciones, bien sobreponderando otras, la emoción es en última instancia la que decanta la decisión y sus consecuencias. Además, éxitos pasados retroalimentan la confianza en lo emocional para esta toma de decisiones (aprendizaje).

Sólo me queda la duda sobre Martin Kaymer, el cuestionado golfista autor del putt definitivo que otorgó la victoria al equipo europeo. ¿Aplicaría la emoción en su golpe final o la racionalidad innata que se le supone como buen alemán?